Evita los factores desencadenantes de la dermatitis atópica en los más chicos
Esta es una condición crónica de la piel, pero, conocer cómo manejarla puede ayudar a tener una mejor calidad de vida
El Instituto Nacional de Artritis y de Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel, adscrito a los Institutos Nacionales de la Salud, describe la dermatitis atópica como una enfermedad crónica común que causa inflamación, enrojecimiento e irritación de la piel.
En la mayoría de los casos, hay períodos en los que la enfermedad empeora (brotes), seguidos de períodos en los que la piel mejora o se aclara por completo (remisiones). No es contagiosa.
Nadie sabe qué causa la dermatitis atópica y es común que comience durante la infancia. En algunos casos desaparece antes de la adolescencia y en otros puede continuar hasta la adultez.
El síntoma más común de la dermatitis atópica es la picazón, la cual puede llegar a ser grave. Otros síntomas incluyen: manchas secas de piel de color rojo a marrón oscuro, erupciones en cualquier parte del cuerpo que pueden supurar o sangrar, engrosamiento y endurecimiento de la piel.
Frecuentemente, las personas con dermatitis atópica tienen otras afecciones, como: asma y alergias (incluyendo alimentarias), otras enfermedades de la piel, depresión o ansiedad y pérdida de sueño.
¿Cómo se trata?
Usualmente, se usan cremas humectantes, cremas o ungüentos corticoesteroides, inhibidores de la calcineurina, inhibidores de la isoenzima fosfodiesterasa 4 (cuando la inflamación no responde a otros tratamientos) y medicamentos biológicos (solo para adolescentes y adultos).
A estos se agregan el cuidado de la piel para mantenerla humectada y la fototerapia.
Consejos
Mantén intacta la barrera de la piel. Huméctala.
Evita la ropa de lana o nailon (nylon) y los materiales rígidos.
Si el sudor es causa de picor: disminuye la actividad física, especialmente en momentos de exacerbación; adapta la ropa al cambio de temperatura y utiliza ropa de cama ligera.
Cuando el picor se origina por el sudor o por la exposición al polvo, el polen u otros elementos, haz que el niño tome una ducha refrescante o un baño en la tina, sin olvidar la humectación posterior, en los 3 minutos siguientes a haber secado suavemente su piel.
Aprende a reconocer los signos de infección a fin de que esta sea tratada tempranamente.
Si sospechas alergia a los alimentos, efectúa una evaluación sistemática; sustitúyelos o elimínalos de su dieta.
Los animales peludos son un riesgo para los niños con tendencia alérgica. Si la mascota es indispensable, mantenla afuera o por lo menos alejada de las camas, las alfombras y los muebles. Los ácaros del polvo se acumulan en las alfombras de las habitaciones y la ropa de cama. Las medidas de control son sencillas: usa cubiertas para las almohadas y mattresses, retira las alfombras de las habitaciones y lava frecuentemente la ropa de cama con agua caliente.
Piensa en los factores causantes de estrés y en la manera de afrontarlos. Revisa los problemas con el médico o con un profesional en salud mental. Considera a aquellos que se especializan en enfoques como la atención o conciencia plena. Trata de lograr que los tratamientos de sean parte de la rutina familiar.
Fuentes: Instituto Nacional de Artritis y de Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel y Asociación Nacional de Eccema