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Generación Z Presente: “Somos los pilares del cambio y eso asusta a quienes se acostumbraron a vivir en el pasado”

Por: Félix Omar Díaz López, Senior de Escuela Domingo Aponte Collazo en Lares

Presentado por:

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Nota de la editora: Si los jóvenes están cambiando el mundo, necesitamos darle una plataforma. Hay muchas conversaciones en torno a la Generación Z, pero pocas veces son incluidos como interlocutores en la discusión pública. Por eso, queremos que lideren la conversación y compartan sus ideas y preocupaciones en este momento de cambio en sus vidas. Esta columna es parte de una serie, escrita por estudiantes de la Clase Seniors 2020 de toda la isla.

En la realidad puertorriqueña, nuestra juventud, en especial la Generación Z, ha sido una criada en la crisis. Dificultades políticas, económicas, sociales, ambientales, educativas y ahora pandémicas son algunos ejemplos de lo que directa o indirectamente nos han afectado como individuo y como comunidad. La influencia de estas crisis ha provocado que muchas veces nuestras opiniones sean controversiales, pocos respetadas o si quiera escuchadas por nuestros mayores. Es por esto que nos conocen como la generación del cambio, la generación de cristal y la generación de la crisis. Somos los pilares del cambio del futuro, y eso asusta a quienes se acostumbraron a vivir en el pasado. Esa es nuestra definición y nuestro futuro legado.

No es secreto para nadie que Puerto Rico ha estado decayendo en sus pilares básicos: sociedad, justicia, política y economía. Hablar de todo esto a la vez me tomaría más de lo que quisiera, pero, se puede empezar hablando del factor común de los issues de estos pilares: el prejuicio. El prejuicio es una opinión preconcebida, generalmente negativa, que puede llevar a una sociedad a la discriminación y a la intolerancia. Es preocupante que, por el prejuicio, nos hemos limitado otorgar derechos a quienes lo merece, a reconocer la diversidad política, religiosa e individual y a respetar las libertades ajenas. En síntesis, hemos limitado nuestro futuro.

A nivel local y nacional, nuestra sociedad ha sido castigada por una justicia semiciega que muchas veces solo ve el color de la piel, el sexo, entre otras diversidades, cuando esto se supone que no sea. Que el mismo gobierno que se oculta bajo el velo de la fe y la religión para su toma de decisiones es el mismo gobierno que le puso cinco cargos por agresión a una niña negra de educación especial que trató de defenderse de acoso racial en una escuela es un ejemplo de lo anterior dicho.

El agricultor, que orgulloso trabaja llevando alimentos a tu hogar, orgullosamente es humillado por la antigua etiqueta de la pobreza, alimentada con la típica pregunta de nuestros mayores: “¿Qué quieres ser de grande, ah? ¿Un ingeniero, abogado o médico?”.  Más triste aún, perder nuestra economía y autonomía agrícola por tener gente que tiene miedo a ser un agricultor por el prejuicio. Cambiar por cambiar no es progresar, perder lo que una vez nos ayudó es estancarse. Y así estamos.

El futuro ideal para un mejor Puerto Rico es uno donde el respeto a la libertad y la diversidad se inculque como les inculcaron el prejuicio a las generaciones anteriores.


 

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