Suministrada
Bill’s Kitchen apoya a los pacientes VIH/SIDA a través de la nutrición
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Han pasado 25 años, pero todavía la acompaña el rostro de la primera mujer heterosexual con VIH que atendió y esto le sirve para recordar que el trabajo de Bill’s Kitchen es importante para una población muy diversa.
“Era la primera vez que abría un caso para una mujer heterosexual positiva a VIH. Se había infectado por su esposo y se sentía tan avergonzada y con una carga tan horrible… Todavía vive, y recientemente se acercó de nuevo a la organización para tener apoyo de nuestra dietista. Experiencias como esta hacen que uno sienta que está haciendo lo correcto”, expresó Sandra Torres, directora ejecutiva de Bill’s Kitchen, una organización comunitaria especializada en servicios nutricionales para personas positivas a VIH (virus de inmunodeficiencia humana).
Nutrición, clave en la batalla contra el VIH/SIDA
Sandra cuenta que Bill’s Kitchen nació en 1993 para honrar la memoria de Bill Fitzpatrick, quien murió a causa de SIDA en la ciudad de Seattle. Su mamá, Sara Metcalf, fundó la organización en su honor para asegurar que nadie con el virus en Puerto Rico tuviera que lidiar con hambre y malnutrición, además de la enfermedad.
La alimentación juega un papel importantísimo en la salud de una persona que vive con VIH/SIDA y es una herramienta crítica en el manejo del virus a largo plazo. De hecho, explicó que la nutrición adecuada en estas personas resulta en menos hospitalizaciones y menos costos para el sistema de salud en general. Esa relación entre ambas le ayudó a ellos y a muchas otras organizaciones en Estados Unidos en sus gestiones de abogacía ante las autoridades sanitarias y otros grupos de interés en pro de esta población.
Aseguró que en Bill’s Kitchen no solo atienden la seguridad alimentaria desde la perspectiva de combatir el hambre, sino que su objetivo es también que los participantes de su programa tengan acceso a alimentos con los nutrientes necesarios y adecuados para sus condiciones de salud.
Pero van más allá, además de la entrega de compra y comidas preparadas, los manejadores de casos de la organización ofrecen a los participantes apoyo en áreas de vivienda, servicios médicos y asistencia legal.
Huracán, pandemia y reinvención
El huracán María le dio un serio golpe a Bill’s Kitchen, entre daños a su estructura y seis meses sin electricidad. Pero eso no les impidió continuar con su trabajo y hasta añadir nuevos servicios.
“Luego de María, nos dimos cuenta de que teníamos que atender la salud mental de nuestros participantes. Así que establecimos una alianza con la Universidad Albizu para que sus estudiantes hicieran práctica de psicología clínica con nosotros”, explicó.
Sandra trae como ejemplo el caso de un hombre que lo había perdido todo luego de María y también había dado positivo a VIH recientemente. Narró que estaba tan comprometido emocionalmente que tuvieron que activar protocolos de suicidio. “Pero logramos encaminarlo y recientemente recibimos una nota de él dejándonos saber que estaba estable y que había conseguido trabajo”, contó con gran satisfacción.
La pandemia, explicó, ha resultado en un ciclo de reinvención para Bill’s Kitchen. “Pasamos de una organización en el que 80% de los participantes venían a nuestro centro a recibir servicios y participar de actividades, a una en que las puertas están cerradas. Hemos tenido que modificar nuestras operaciones para llevar los servicios a sus casas”, subrayó.
El cambiante rostro del VIH/SIDA
Con la evolución en los tratamientos, el rostro del VIH/SIDA ha cambiado y hoy tiene arrugas y canas. “Muchos participantes han envejecido con nosotros y ahora son adultos mayores que han sobrevivido, pero que hoy enfrentan los retos de múltiples condiciones de salud”. Otros, dijo, llegan nuevos a la organización, pero son personas ya envejecidas que no cuentan con las redes de apoyo familiares o todavía ocultan que son positivos a VIH. “El estigma de un diagnóstico positivo hoy es más velado, pero sigue presente”, aseguró.
La pandemia también ha traído muchos nuevos participantes, “gente que se quedó sin trabajo y no tienen ahora los recursos para atender su condición”.
“Para la Fundación Triple-S, apoyar a Bill’s Kitchen es natural. Trabajan desde hace casi 30 años en atender no solo el hambre en una población vulnerable, sino el aspecto nutricional como parte esencial de su cuidado de salud. Ese compromiso ha sido inquebrantable desde su fundación y queremos abonar a que continúen en su misión”, afirmó Ivelisse M. Fernández, directora ejecutiva de Fundación Triple-S.